El caso Wikileaks nos lleva estremeciendo los últimos dias, y a estas alturas puede que se haya convertido en un hito histórico que establece como la unión de la información y la tecnología pueden provocar un verdadero marasmo. Pero en este tema hay un hecho que me parece más reseñable todavía y es que la información de Wikileaks, paradójicamente, no la estamos conociendo por medio de su web ( tarea, por otro lado, imposible ya que fué debidamente «baneada»/ atacada por hackers) sino por los medios de comunicación más tradicionales: los periódicos, encargados de tamizarla, prepararla y servirnósla.
Y es que la información en general- y si es masiva, como son los miles de documentos que posee Wikileaks con más razón- debe ser debidamente seleccionada, clasificada y procesada. El bruto de la información que nos da Wikileaks no lo podríamos manejar por nosotros mismos, y se hacen necesarios los «especialistas» que nos ofrezcan la información procesada.
En Internet la cantidad ingente de documentación que disponemos es totalmente inabarcable sino se selecciona, si no le damos metadatos (los datos de los datos que categorizan los archivos y que sirven para que los localizemos) y establecemos categorías, etiquetas de poco nos puede servir. Además, frecuentemente, necesitamos, además, que alguién nos oriente, nos aconseje sobre dicha información. Y aquí esta el futuro de los servicios en la Era del Información (Manuel Castells), en esa clasificación y orientación que vamos a proporcionarles a nuestros usuarios.
Llevamos años con estos temas pero los estados, administraciones y, sobre todo, la organizaciones que buscan áreas de negocio no tiene más remedio que dirigir sus esfuerzos a ofrecer servicios que faciliten a sus clientes/usuarios a obtener la información que necesitan. De esta forma puede que nos olvidemos de la «posesión» – como mercancía- de música, libros, etc. que se han desmaterializado con la llegada de Internet» y se valore su localización, su selección como objeto de valor en si misma.
Ante la ingente información de la que disponemos lo que nos falta a los humanos es «tiempo» para procesarla por nosotros mismos y lograr abarcarla. Gracias a la tecnología, las organizaciones y el esfuerzo de la comunidad podemos procesarla para nuestras actividades de ocio, laborales, etc. y eso si puede tener un precio/valor.